Cuando alguien “famoso” anuncia que tiene cáncer, vemos titulares o escuchamos frases como “está dando la batalla”, “él o ella es un superhéroe”, “es fuerte y saldrá de esta”. O si muere, leemos: “Falleció víctima del cáncer”, “luchó muchos años contra el cáncer”, “fue una guerrera o guerrero”, “perdió la batalla”, “peleó hasta el final”. Y tal vez, estas palabras den cierto alivio emocional a algunos (más, para el que no tiene cáncer).
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Sin embargo, olvidamos que cada ser humano siente, padece y funciona distinto. Y repetir esas frases cargan negativamente a muchos de los que están en el proceso de internalizar su diagnóstico y bregar con su enfermedad, como también a quienes están en tratamiento y a sus seres queridos.
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Todas las personas merecen trato digno y respeto. Las organizaciones especializadas en cáncer recomiendan hace tiempo que se deje de usar lenguaje bélico o fantasioso. Y que se fomente hablar de cáncer con normalidad y responsabilidad.
Las enfermedades se atienden con monitoreo médico, tratamientos, medicinas, estilos de vida saludable, paciencia, esperanza, compromiso de llevar a cabo los debidos procesos para lograr bienestar, conciencia de que habrá días muy malos y días más llevaderos y educación en salud. No en campos de batalla ni en un ring de boxeo o lucha libre ni como superhéroes.
La ciencia no tiene metralletas, brinda herramientas basadas en evidencia para aliviar o curar, y el ser humano procesa y aprende a vivir mejor con su enfermedad, no pelea con su afección de salud.
Es bueno ayudar y alentar. En vez de, simplemente, despachar el asunto con un “declaro sanidad” en Twitter o Facebook como si eso fuera a curar a alguien. Pregúntale qué es lo más que necesita en estos momentos o indaga con alguien cercano a esa persona y mete mano.
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En lugar de decir: “Llámeme si te puedo ayudar”, brinda ayuda específica. Comparto varias de las acciones sugeridas por la Sociedad Americana del Cáncer:
• Entiende que algunas personas son muy reservadas, mientras que otras hablarán más abiertamente de su enfermedad.
• Permite que sepa que tú te preocupas, y respeta su decisión de cómo se va a tratar el cáncer, aunque no estés de acuerdo.
• Escucha sin sentir que siempre tienes que contestar. A veces, lo que la persona más necesita es alguien que escuche con empatía.
• Espera que la persona con cáncer tenga días buenos y malos, emocional y físicamente. Eso es normal.
• Mantén la relación tan normal y equilibrada como sea posible. Estas situaciones requieren de mayor paciencia y empatía.
• Envía o prepárale comida, o hazle arreglos para un programa de entrega de comidas.
• Ayuda con el cuidado de los niños u organiza un programa para llevarlos y traerlos de la guardería o escuela.
• Acompaña a la persona con cáncer a sus citas para tratamiento y ayúdala a hacer diligencias, o quehaceres.
• Si la persona está de acuerdo, planifica una fiesta cuando se haya terminado el tratamiento.
También puede ayudar participar en estudios clínicos, mantener estilos de vida saludable, visitar al médico y hacerse pruebas de laboratorio anuales y comprender que la edad es un factor de riesgo importante.
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En cuanto a los medios de comunicación o gestores de campañas, estos tienen la responsabilidad de difundir mensajes que aporten al conocimiento, la prevención y el manejo efectivo del cáncer. El cáncer no es una sentencia de muerte. Siempre hay algo por hacer a favor de nuestra salud y ese debe ser el enfoque mediático.
Esta columna expresa solo el punto de vista de su autor. Lilly Rivera es periodista, especialista en Educación para la Salud Pública y creadora del medio digital especializado en periodismo en salud, Go! Healthy Puerto Rico. Puedes contactarla a través de su página de Twitter:@gohealthylilly.