Cuando comencé con este proyecto, muchos cuestionaron, o dudaron de cuál era el mensaje que quería llevar. No los culpo, en su momento no sabía qué palabra podría describirlo, porque detrás de ’Abuelos Jóvenes’, hay muchísimas historias y muchos subtemas que podemos desarrollar y experimentar.
Ser un abuelo joven, más allá de ser un movimiento en las redes sociales, hacer ejercicios, hacer dieta, y tomar colágeno, cada vez que preguntan: “¿Tú eres Abuela?”.
Estamos celebrando nuestra tercera edición, y hemos impactado a un gran sector de abuelos jóvenes en Puerto Rico; esos que por primera vez han experimentado ese sentimiento mágico antes de sus 50 años.
Cada vez que menciono esto, es inevitable escuchar los cálculos matemáticos de las demás personas. ¡Creo que nunca habían aprendido matemáticas tan rápido!
La realidad del asunto es que durante este tiempo he conocido muchos abuelos jóvenes, muchísimos, pero en especial, aquellos eternos abuelos jóvenes de alma y corazón.
Aunque pasen mil años, y cada quien tenga retos y oportunidades diferentes, siempre habrá una gran población de abuelos con muchas historias y todas ellas con un factor en común: el amor por los nietos; y cómo éstos les han cambiado la vida, para bien.
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Recientemente y durante el tour de promoción, no les puedo negar que estuve buscando en mi cabeza qué cosas podría llevarle a aquellos “abuelos” para que lo disfrutaran, y no se aburrieran, o simplemente olvidaran alguna pena.
Creo que ellos fueron los que hicieron la asignación mejor que yo porque fueron ellos los quienes me lograron que me olvidara de cualquier preocupación. Cuando encendí el micrófono y puse la música no hubo un alma que permaneciera sentada. Todos se pusieron de pie a bailar, a comer, a conocerse, a interactuar entre todos.
Fueron ellos lo que me dieron cátedra al demostrar que no hay paso para el dolor, cuando de vivir se trata; y que sobre todo serán a jóvenes hasta que ellos mismo decidan lo contrario. Y por lo visto esa tarde, ¡serán jóvenes para siempre!
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En otra silla y algo tímidos, pero con una sonrisa, de esas que te dice que no pasaría mucho tiempo en que se integrarían al grupo, estaba una pareja de abuelos, muy atentos también a las charlas observando todo lo que sucedía alrededor. Me les acerqué, platique con ellos un buen rato y con otra abuela a su lado.
Se habían enterado por televisión que estaríamos de tour y ellos llegaron a ver qué era eso de “Buscando Abuelos Jóvenes”. Les conté cuál era nuestro trabajo y compromiso social. Mientras surgía una confianza entre todos, me dieron a conocer que a uno de ellos, una terrible enfermedad le invadía su cuerpo que era paralela con el fallecimiento de un nieto. No se imagina cómo se me arrugó el pecho y no recuerdo cuántas preguntas le hice al cielo en menos de tres segundos.
Le pedí a Dios que me iluminara, que me diera palabra… porque sabia que mi estadía en ese instante tenía un propósito. Me encomendé y le pedí desde el alma, ayuda celestial; más sin embargo, fui yo la que me convertí en oyente… porque fueron ellos quienes me dieron consuelo en el alma, con esas palabras que vienen del más allá.
Esas palabras llenas de sabiduría, con mirada infinita, que te grita y sonríe a la vez, aún en los momentos más tristes. Esas palabras que llegan fuertes pero acarician tu corazón.
Observé el resto del grupo de abuelos, me pregunté en silencio: “¿cuántos más como él?”
Son en estos momentos y siempre, que recuerdo con admiración a mi gran amiga Vivian Arthur, cuando nos preguntamos: “¿Hoy abrazaste a tu abuelo?”.
Esta columna expresa solo el punto de vista de su autor. NoreLiz LaTorre es actriz, productora y creadora del Concepto y proyecto #AbuelosJóvenes. Puede contactarla a través de norelizlatorrepr.com y su página de Facebook Noreliz LaTorreTV.