A través de los tiempos, los seres humanos hemos demostrado nuestra gran capacidad para adaptarnos, colonizando desde los desiertos más áridos hasta los lugares más fríos. Pero cuando el planeta se detuvo por el coronavirus, y todo este grupo de homo sapiens gregarios fuimos forzados a enclaustrarnos, muchos vivimos momentos de angustia y desesperación. Sin embargo, luego del impacto inicial hemos reconocido que tenemos que acoplarnos a esta nueva forma de vida donde ya nuestro hogar es también nuestro refugio.
Muchos han tomado este reto como una oportunidad, especialmente para mantenerse “cerca” de sus seres queridos a través de la distancia y mantener sus mentes ocupadas. Son tantos los casos de adultos mayores han sacudido el miedo a la tecnología, adoptando la actitud de que para aprender a nadar hay que tirarse al agua.
Como es el caso de Marta. Para ella, sus hijos y nietos son su fuente de apoyo emocional. También lo son su grupo de amistades, que se ha añejado y fortalecido a través de las décadas, especialmente luego de que su esposo murió. Cuando se vio aislada, se armó de determinación y tras momentos iniciales de frustración y titubeo, con la ayuda de sus hijas, logró entender y dominar los pasos necesarios para integrarse a la aplicación de mensajes Whatsapp. Al principio se mantenía tímida en la conversación, pero pronto pasó de espectadora a protagonista en los diversos grupos, el de sus hijos y nietos, sus primos y el de sus amistades. Hoy día aporta con sus comentarios y comparte fotos y vídeos que van desde lo curioso hasta lo jocoso. Para ella, este ritual de conversar virtualmente con sus seres queridos le ha brindado un puente de conexión humana y una buena dosis diaria de vitaminas contra la soledad.
José extraña tanto sus visitas mañaneras a la cafetería, donde, entre café y las tostadas, se entregaba a interesantes tertulias con sus amigos que parecían más un panel de análisis noticioso. También le hacen tanta falta sus amigos del domino, donde las horas volaban entre chistes, reclamos jocosos y momentos de concentración interrumpidos por golpes de ficha sobre la mesa. Hoy, este veterano de guerra, padre y abuelo ha descubierto una habilidad que yacía en su interior por tantas décadas y que hoy se manifiesta con cada pincelada que dan vida sus cuadros. Para él, YouTube ha sido la fuente principal de aprendizaje, pero además ha podido desarrollar un entorno social alrededor de su pasatiempo al integrarse a grupos de artistas aficionados en Facebook. Allí intercambian ideas, técnicas y todo tipo de información sobre el tema a la vez que se forjan amistades. José se levanta todos los días con la motivación de seguir creando y con el sueño de que en un futuro presentará su arte rodeado de sus familiares y amigos.
Si algo hemos entendido durante esta pandemia es el poder de nuestra fuerza interna, que nos impulsa cada día a seguir hacia adelante. Y ante esta nueva realidad, los equipos digitales se han convertido para muchos en ventanas digitales que nos abren un universo para salir del aislamiento, mantener nuestros enlaces humanos activos y desarrollar nuestros intereses.
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