El envió por las redes de eventos en vivo está de moda en estos tiempos de estelarismo aficionado. Todos buscamos algún estrellato virtual. El problema es que no todos somos luminarias de cine.
Pero, sí podemos ser una “estrellita” de Twitter, Facebook o Youtube. Cada una de estas redes sociales tiene una variante de la transmisión en vivo, o livestreaming como se conoce en el idioma técnico de la Web.
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Ya muchos artistas utilizan los livestreams para promover eventos, obras, conciertos. Muchos religiosos -incluyendo el Dalia Lama- o tele-evangelistas usan estas plataformas para predicar al instante o enviar mensajes especiales a sus feligreses. Expertos hacen vídeos en vivo para dar a conocer su peritajes o educadores para impartir docencia viva por control remoto. Los usos médicos son ilimitados. En casos de emergencias nacionales, funcionarios públicos pueden enviar orientaciones y avisos al momento. Los fánaticos del deporte están fascinados con Periscope.
En cuanto al empresario, puede usar las transmisiones vivas como una plataforma pública para exhibir su marca, realizar una presentación o mostrar un nuevo producto. Las usaría también para crear récords de reuniones de negocios, cónclaves corporativos o para adiestramiento grupal.
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Sin embargo, está el dilema de cuál plataforma usar para ese momento esa fama que dure al menos tres minutos. Veamos.
Antes que nada hay que determinar la audiencia del video en vivo. ¿El mundo entero? ¿Mis seguidores en las redes? ¿Amigos cercanos solamente? ¿Familia? una vez se determina tal, se acude a la plataforma social adecuada.
Periscope de Twitter
Aunque algo en desuso y en rediseño, Twitter concibió a Periscope como una tecnología libre que permite al cibernauta colocar a su antojo videografía personal. Su novedad es que es al instante, en vivo y a todo color y con sonido. Y es gratis.
En esencia, es un instrumento de socialización, pero con poca utilidad ya que Periscope tiene poca permanencia (24 horas). Es en tiempo real, pero de poco tiempo de vida. Algo así como Snapshat, un app de fotos que desaparecen del espectro visible de la Web a menos que se manipule para darle más permanencia. Todo se hace a través de un celular inteligente.
Antes de transmitir por Periscope hay que tomar varias decisiones. Decidir si va a dar a conocer la localización de su evento en vivo, o no. Si va a permitir chats en tiempo real. Si va a compartir con sus seguidores de Twitter solamente.
Decidido todo lo anterior, una vez que se inicie la transmisión se puede alternar entre la cámara de toma frontales o la de panorama con sólo darle par de toques a la pantalla. Por su parte, Periscope detecta de manera automática si el teléfono esta en modo de toma ancha o de retrato y ajusta el video a cada formato.
Mientras realiza el video, sale en pantalla en tiempo real los nombres de los seguidores que están interactuando con sus imágenes. De igual manera salen los íconos de expresión emotiva (emoji) y los comentarios.
Al terminar su transmisión, una versión quedará grabada en su perfil de Twitter, lo que permite que sus seguidores lo vean en forma diferida. Esta versión viene con data sobre los vistazos que tuvo y las reacciones de la audiencia. Pueda guardar esa versión o borrarla del todo. De no tomar acción al respecto, su video desaparece en los corredores misteriosos de Twitter.
Si no lo interesa colocar su propio video en vivo, puede buscar los de otros twitteros, dee Facebook o Google para disfrutarlos. Twitter, incluso promueve videos que reciben muchos vistazos. Incluso, si una de sus amistades activa un Periscopio, Twitter le avisa a su móvil.
En una próxima crónica, hablaremos de Facebook Live y de Youtube.