Uno de cada cuatro adultos en Puerto Rico sufre de venas varicosas. Entre mayores de 50 años, esa estadística aumenta a un 50%, es decir, uno de cada dos padece de Insuficiencia Venosa, que es la condición que causa la aparición de estas várices, cuya falta de atención pone en riesgo la salud de su sistema vascular.
A pesar de su alta prevalencia - se estima que 190 millones de personas la padecen - la Insuficiencia Venosa Crónica es una condición muy poco tratada. Cifras globales señalan que el 6% de estos pacientes busca una terapia, pero solo el 1.5% accede a tratamientos que reduzcan los riesgos asociados con la condición.
Contrario a la idea generalizada de que las varices son un problema estético, expertos en condiciones vasculares advierten que estas son una señal de que las válvulas de las venas no están colaborando para que la sangre fluya bien hacia el corazón. Frente a la poca atención que le dan los pacientes a estas señales, recientemente se celebró el Día Mundial de Prevención de las Enfermedades Venosas, para alertar a la comunidad global, sobre la necesidad de comprender los efectos que puede tener la Insuficiencia Venosa en la salud.
La enfermedad vascular surge cuando la sangre se acumula en las venas de las piernas. Es entonces cuando comienzan a aparecer hinchazón en las venas de las piernas, acumulación de líquido y la formación de moretones y hematomas. No atender estas varices puede causar dolor severo, piquiña, coágulos, sangrado, cambios de coloración, problemas en la piel e incluso úlceras que no sanan. Aunque cualquier persona puede presentarlas, hay mayor prevalencia de venas varicosas en pacientes con historial familiar, obesidad o quienes tienen un estilo de vida sedentario.
Existen alternativas efectivas y mínimamente invasivas para mejorar la calidad de vida de estos pacientes. Una de estas es la terapia de ablación endotérmica, un procedimiento que consiste en quemar y sellar la vena dañada a través de ondas de alta frecuencia o láseres. Su efecto es dejar sin funcionamiento la vena dañada y desviar la sangre a vías sanas.
Cualquier persona que tenga un diagnóstico de Insuficiencia Venosa Crónica puede acceder a este tratamiento en Puerto Rico, tras el diagnóstico aprobado por un profesional de la salud. Luego de la ablación, los expertos recomiendan al paciente usar medias de compresión, mantener un peso apropiado y conseguir una rutina de ejercicio regular y saludable.