Lo que comenzó como una herramienta educativa para enseñar a sus estudiantes con diversidad funcional siendo maestra, posteriormente se convirtió en una manera de hacer volar su imaginación y crear. Como tantos artesanos en la Isla, Adlin Dávila Ortiz, reconoce los sacrificios de esta profesión viviendo en el archipiélago.
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Dávila Ortiz, nacida en Aibonito, pero adoptada en Orocovis, comenzó su camino como artesana hace cinco años, luego de ejercer como educadora. Asegura que todo se dio de manera orgánica y su primer proyecto artesanal fue joyería (unas cuencas a base de papel de revistas recicladas).
“A lo largo de los años, he seguido aprendiendo y perfeccionando mis habilidades, ya sea a través de cursos en línea o experimentando. Este crecimiento no solo ha enriquecido mi trabajo, sino también mi conexión con la naturaleza y los materiales que utilizo”, contó en entrevista.
Dávila Ortiz, certificada como artesana en Puerto Rico, reconoce que más que un negocio, su trabajo se ha convertido en una herramienta para transmitir historias.
Se especializa en joyería hecha con materiales orgánicos como semillas, papel y bélicos. Además, mandalas tejidos decorativos y piezas únicas, que combina con hojas secas y otros elementos. “Cada creación es una celebración de la naturaleza y la creatividad”, aseguró.
“Busco honrar la conexión con la naturaleza y la importancia de lo hecho a mano. También quiero inspirar a otras y otros a valorar el arte y la sostenibilidad en sus vidas”, continuó.
Aunque la situación económica de la Isla, como a otros de sus colegas, es de preocupación en algunas ocasiones, su meta es seguir desarrollándose como artesana, explorar nuevas técnicas y llevar su arte a un público más amplio.
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Asimismo, espera continuar enseñando, pero no necesariamente desde un aula, sino a través del ejemplo, “mostrando que, con pasión y creatividad, podemos transformar cualquier momento de nuestra vida”, puntualizó.
Dávila Ortiz ofrece, además, servicios de yoga, talleres y guías de terapia de bosque y naturaleza, en un proyecto ubicado en Orocovis, con el objetivo de crear espacios de bienestar en los que las personas puedan reconectarse con ellas mismas.