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¿Qué podemos aprender de los viajeros de la Generación Z?

Los baby boomers (nacidos entre 1946 y 1964) se inclinan por experiencias multigeneracionales, prefieren grupos pequeños y actividades organizadas.

Por: Louise Bang - Chief Sales & Marketing Officer en Marriott International para Caribe y Latinoamérica

Cada generación ha encontrado una forma diferente de entender y recorrer el mundo. Ya sea por la etapa de la vida en la que se encuentran, sus obligaciones personales o familiares, su capacidad financiera, o su nivel de comodidad y confianza con nuevas tecnologías; cada generación aborda los viajes desde una perspectiva distinta. Los baby boomers (nacidos entre 1946 y 1964) se inclinan por experiencias multigeneracionales, prefieren grupos pequeños y actividades organizadas. La generación X (nacidos entre 1965 y 1980) buscan el equilibrio entre las vacaciones familiares y sus intereses personales; mientras que los millenials, por su parte, viajan en busca de destinos únicos. Pero ¿qué hay detrás de la generación Z?

A medida que los miembros de la generación Z (nacidos entre 1997 y 2013) alcanzan una edad adulta y aumentan su capacidad financiera, sus hábitos de viaje van haciéndose más claros y tienen el potencial de impactar la forma en como las demás generaciones viajarán en un futuro. Por un lado, un informe reciente de SAP Concur, confirma que el 42% de la generación Z ya se considera viajeros frecuentes, y los datos demuestran que toman viajes de ocio al menos tres veces al año, lo mismo que los millenials, a pesar de ser más jóvenes. Esto quiere decir que la generación Z prioriza viajar dentro de su presupuesto, y no está esperando a que su situación económica sea perfecta para salir a ver el mundo.

Además, los integrantes de la generación Z son más dados a tomar vacaciones internacionales cortas. De acuerdo a nuestro más reciente estudio sobre cómo viajan las diferentes generaciones en Latinoamérica (boomers, Gen X, Millennials y Gen Z) encontramos que el 44% de la generación Z suele hacer viajes de 6 días, ya sea dentro de su mismo país o viajando internacionalmente. Y aunque es cierto que sus motivaciones de viaje son en gran parte las mismas que las de todas las generaciones – relajarse, alejarse de la rutina, pasar tiempo con sus seres queridos- la generación Z viaja para tener una completa inmersión en la cultura y el estilo de vida de los destinos que visita, con el objetivo de enriquecer su vida con experiencias y cuidar su salud mental. Estos hallazgos confirman que estos viajeros valoran su tiempo fuera de casa y buscan experiencias significativas durante sus vacaciones cortas.

Hoy veo en retrospectiva cómo mi propia forma de viajar ha cambiado, qué tanto ha sido influenciada por los cambios generacionales, y cuánto podemos aprender de la forma en como viajan los más jóvenes. Viajar ya no es una serie de sitios para ver y tachar de una lista. Cada destino se convierte en una oportunidad para reinventarse, crecer y transformarse. Y esto es, en gran parte, un aprendizaje de la generación Z.

De los nuevos viajeros podemos aprender a privilegiar la autenticidad sobre la comodidad, a buscar la verdadera inmersión cultural y buscar conexiones genuinas. Visitar un nuevo destino ya no consiste sólo en ver monumentos famosos como las Pirámides de Chichen Itzá, sino en adentrarse en la vida cotidiana del lugar, saborear las recomendaciones de comida local, descubrir artistas emergentes y comprender la historia y los matices del lugar.

Y es que esta es una de las grandes lecciones de la generación Z. En la misma encuesta, encontramos que el 36% de los viajeros jóvenes de la generación Z coincide en que quieren explorar pequeñas ciudades para sumergirse verdaderamente en la vida local del destino que visitan y evitar cualquier actividad que no les parezca genuina, en comparación con el 27% de la población general. Sobre todo, buscan esos lugares que nadie en su círculo cercano conoce. Actualmente, este tipo de viajes tienen como prioridad itinerarios personalizados para adentrarse a la cultura que representa todo lo auténtico y exclusivo de un destino.

La región en el Caribe y Latinoamérica ofrece infinitas opciones para vivir unas vacaciones auténticas, creando experiencias que trascienden las barreras lingüísticas y culturales. He tenido la oportunidad de conectar con personas de diferentes partes del mundo, compartiendo risas, historias y aprendiendo de sus diversas perspectivas. Por ejemplo: en Cusco, participando en el Inti Raymi o “fiesta del sol” y conociendo más sobre la cosmovisión Inca en un ritual de bienvenida; en Ciudad de México, disfrutando un viaje musical a los 80′s y 90′s en un show ‘drag’; o en Barbados, disfrutando la esencia del Calypso caribeño y paseando en el Bridgetown Market. Estas experiencias personales son verdaderos tesoros y anécdotas que siempre estarán conmigo y forman parte de nuestras ofertas disponibles dentro de Marriott Bonvoy, el galardonado programa de viajes de Marriott International.

Las experiencias auténticas dan la libertad a los viajeros de ser ellos mismos y, a menudo, de auto descubrirse en lugares nuevos o desconocidos. Al salir de la zona de confort en estas aventuras genuinas, los viajes se vuelven un lienzo para liberar creatividad, creando vínculos y momentos inolvidables para enriquecer a todo tipo de viajero. Por ello, Marriott International continúa empujando limites e impulsando la innovación en todos sus segmentos para crear nuevas posibilidades para todos nuestros huéspedes. Nuestra prioridad es que los viajeros amplíen sus horizontes y experimenten el mundo de formas nuevas y emocionantes. Por mi parte, como la insaciable viajera que soy, coincido con los nuevos viajeros de la generación Z por unas vacaciones auténticas. ¡Estoy emocionada por presenciar todos los cambios que vienen en la industria del turismo durante los próximos años!

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