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Es momento de dejar de creer que la depresión es "estar triste" todo el tiempo

La depresión puede disfrazarse de una sonrisa y pasar desapercibida

La depresión es una lucha devastadora por sobrevivir día a día. El cuerpo te pesa, apenas puedes levantarte de la cama o mirarte al espejo. Es como si cargaras un pesado bloque de hierro en la espalda que no te deja moverte.

En enero se conmemora el Día Mundial de la Lucha contra la Depresión con el objetivo de concientizar a la población sobre esta enfermedad mental y sus consecuencias. Es momento de dejar de estigmatizar a quienes lo padecen y entender la importancia de pedir ayuda.  A pesar de que la conversación en torno a la depresión parece estar tomando más importancia, aún hay muchos malentendidos en torno a ésta.

Tener depresión no es simplemente “estar triste” o llorar “todo el tiempo”. Cuando alguien está experimentando depresión, su vida entera se ve hecha pedazos. No es una tristeza pasajera que desaparece de un momento a otro cuando después de llorar un poco ves una serie que te hace reír.

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Es como ahogarse, excepto que todos los que te rodean están respirando. Te sientes completamente indefensa, tan pesada como un bloque de plomo, estás aburrida, atrapada, perdida en un laberinto sin salida. Tus pensamientos te controlan y aunque a veces logras esbozar una sonrisa, tus ojos reflejan otra cosa. 

La depresión es engañosa y puede pasar desapercibida, incluso por quien la padece. 

Hay personas que sonríen mucho y que cuando estás con ellas, te hacen sentir bien. Personas que son capaces de iluminar tu día con tan sólo oírlas y que con sus ocurrencias, hacen que olvides tus preocupaciones. Su energía es contagiosa y todo lo convierte en una broma divertida. Sin embargo, por dentro sienten que se derrumban, que no están haciendo nada bien y que son una carga para el resto.

A veces las personas más felices son las más tristes y es probable que jamás te des cuenta de ello.

La depresión no es “cualquier cosa”. No es algo que deba tomarse a la ligera o tratarse como si fuese un resfriado común. No es solamente llenarse de frases motivacionales o poner una barrera para que nadie se de cuenta. Hay todo un proceso detrás y cada quien vive una realidad diferente con ellos. 

Los trastornos de salud mental no son contagiosos, pero sí afecta a una buena parte de la población. La OMS informó que más de 300 millones de personas en el mundo sufren depresión, un trastorno que es la principal causa de discapacidad, y más de 260 millones tienen trastornos de ansiedad.

Es momento de frenar los tabús en torno a la salud mental. Dejar de ver los trastornos mentales como una debilidad y la terapia psicológica como un tratamiento “para locos”. El primer paso está en dejar de avergonzarse y comenzar a hablar abiertamente sobre el tema.

Padecer depresión no es un fracaso y pedir ayuda no es de “débiles”.

Si te has identificado con esto, debes saber que eres más fuerte de lo que crees, que no es tu culpa y que eres importante para muchas personas.  Eres muy fuerte por afrontarlo todos los días, por seguir adelante a pesar de que cargas un enorme peso sobre tus hombros. Quizá te han hecho creer que estás exagerando o que no eres amada pero no es así. Quizá te sientas incomprendida pero hay muchas personas que están dispuestos a amarte por todo lo que eres y ayudarte a salir adelante.

Todos necesitamos ayuda de vez en cuando y es de valientes reconocerlo y buscarla.

Si eres una persona que convive con alguien que padece o sospechas que puede padecer depresión, tu apoyo es muy importante. No significa que tengas que sanar a esa persona pero sí que tu comprensión y presencia pueden hacer mucho.

Recuerda ser un oído atento y evitar minimizar su sufrimiento. Es su dolor y no tienes derecho a invalidarlo. Nunca subestimes ni juzgues el dolor ajeno. Para algunos, el dolor termina convirtiéndose en una lucha devastadora por sobrevivir día a día.

La prevención comienza con reconocer y comprender los primeros signos y síntomas de advertencia de una enfermedad mental.

Brindar apoyo psicosocial en las escuelas y otros entornos comunitarios debe de ser una prioridad y, por supuesto, se debe mejorar o ampliar la capacitación de los trabajadores de la salud para que puedan detectar y manejar los trastornos de salud mental.

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