Coincidiendo con la conmemoración del Descubrimiento de Puerto Rico, para esta fecha hace 130 años, en noviembre de 1890, llegaba el Buque “Cádiz” a San Juan con la primera orden de 50,000 adoquines provenientes de Inglaterra.
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Las calles primero se empedraron en el siglo 18 con “chinos” traídos de Los Pirineos, luego con adoquines de madera y finalmente en el siglo 19 con los adoquines de escoria de hierro.
“Los arquitectos y concejales del Ayuntamiento jamás hubiesen imaginado que la decisión de adoquinar las calles de nuestra histórica ciudad, cambiaría por completo su perfil y ambiente”, explica la arquitecta Astrid Díaz quien realiza trabajos de preservación histórica y arquitectónica en el Viejo San Juan. “La inserción de adoquines en las calles del Viejo San Juan, en el siglo 19, dotó para siempre a la ciudad de un aire romántico, místico y único que la distingue mundialmente y del cual sentimos orgullo patrio.”
La primera órden fue compradada a la casa Huntly Brothers de Sunderland (Inglaterra) luego de varias subastas donde solo dicha compañía licitó. Los historiadores debaten si fue exactamente el 11 de noviembre que llegó el priner adoquín.
Las primeras calles en adoquinarse fueron la Tanca y la Power, que eran las de mayor tránsito y estaban próximas a las puertas del sistema de murallas.
Los primeros adoquines fueron instalados entre enero a marzo de 1891. Durante los próximos 6 años, hasta 1896 se encargaron 2,600 toneladas de adoquines para toda la ciudad, lo que no se completó por la Guerra Hispanoamericana.
El 18 de noviembre de 1896 salió el último embarque de adoquines durante el periodo de la soberanía española, en el vapor “Crown” saliendo del puerto de Middlesbrough.
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Un dato curioso, que se discute entre los historiadores, es que la base de la estatua de Cristóbal Colón, en la plaza de igual nombre al sur de la ciudad, tiene en su interior 6,500 adoquines para servir de contrapeso.
“La historia nos ha legado una ciudad adoquinada que hoy damos por sentado, pero… ¿la estamos cuidando? Incluso ya hay calles cuyos adoquines de reemplazo se están hundiendo. Sin adoquines ya no sería la misma ciudad que hoy nos encanta visitar y vivir por su escala al ser humano, su arquitectura, plazas e infinidad de detalles que nos sorprenden una y otra vez”, discute la arquitecta Díaz defensora de nuestra arquitectura patrimonial, “Nunca nos cansaremos de ir al Viejo San Juan. Cuidemos esta joya y eduquemos a nuestros hijos a respetarla y quererla“ concluye la arquitecta quien se encuentra en la antigua ciudad hoy realizando videos para sus redes sociales sobre este evento histórico en el contexto de la celebración del Descubrimiento de Puerto Rico que 19 de noviembre se conmemora.
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