Luego de haberse acogido al retiro, David Acevedo Rodríguez le da un nuevo significado a la frase “trabajar de sol a sol”. A sus 66 años, el hombre retirado de la industria financiera se levanta cada mañana con la esperanza de conservar el medioambiente un hogar a la vez.
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“Moverme del área de finanzas a energía solar fue un cambio del cielo a la tierra”, narró Acevedo Rodríguez quien se considera un baby boomer inquieto, con muchas ganas de aprender todo lo relacionado con esta industria, que ha despuntado en Puerto Rico luego del paso de los fenómenos atmosféricos.
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“La edad no importa. Para trabajar en esto lo que se requiere son ganas e interés de entrar a una industria que tiene un potencial enorme para proteger el medioambiente”, afirmó el empresario que recientemente se unió al mercado de energía solar.
La transición no fue fácil. Fueron meses de estudios y talleres intensivos para estar a la par de sus colegas y fomentar el uso correcto de placas solares.
“Cuando me retiré, sentí que todavía tenía la energía física para trabajar y producir. Consideré varias alternativas, pero, partiendo de la premisa de que es una industria de gran ayuda para mantener el medioambiente, supe que tenía que decidirme por esta”.
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Hoy día, el sanjuanero recorre cada municipio de la isla, confiado en que su labor aporta a producir un producto de primera necesidad. “He visitado un sinnúmero de hogares que, por alguna razón, la Autoridad de Energía Eléctrica no tiene una buena infraestructura. Esto significa que están constantemente trabajando con apagones y las líneas no son confiables”, expresó acerca de una de sus motivaciones para posponer su retiro y continuar en la fuerza laboral.
A un año de formar parte de la empresa de energía renovable Planet Solar, Acevedo relató que educar a siempre fue una de sus vocaciones.
“Sentir que todavía soy productivo lo que hace es que me llena de energía. Hay que buscar alternativas para sustituir la mecedora. La mecedora no tiene nada de productivo y te va anulando”, expresó Acevedo.
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Leandro Rivera, residente de Gurabo, también vio la necesidad de combinar su pasión por el medioambiente para su día a día.
“Siempre había tenido pasión por el planeta. Cuando vi que la energía solar tenía la capacidad de desplazar la quema de combustibles, invertí mucho tiempo en educarme y, en vez de estar retirado, puedo aportar mi granito de arena para un mejor planeta”, manifestó.
De esta forma, el hombre de 59 años no vislumbra el retiro, y su impulso mayor es la educación. “Todo está en llevar el mensaje de protección y educación del ambiente a través de la energía solar y, al mismo tiempo, demostrarles a los residentes que no hay que ser esclavos de las compañías de energía”, aseguró.
