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Maravillas de la Web: Tinglado virtual

Lee la columna del profesor Rafael Matos

En tiempos de contracción económica post María, desempleo súbito o mengua en los ingresos salariales, abrir un pequeño negocio virtual es una buena alternativa. Inclusive, no requiere destrezas técnicas de alto vuelo.

Solamente hay que tener bien claro que montar una empresa en la Internet requiere la misma intensa voluntad, unidad de propósito y enfoque que un negocio real que se establece en una avenida principal de una ciudad. La principal ventaja es que en la Web, la tramitación de permisos se reduce a menos de la mitad.

No obstante, hay la noción de que un comercio digital se puede manejar desde una silla de playa. No es tan fácil. De hecho, un negocio físico absorbe a veces hasta 15 horas al día, pero un negocio virtual requiere atención 24/7. La ventaja es que es el propio empresario virtual quien decide cuáles y cuántas horas de trabajo van a invertir.

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Escasez de clientes no hay. En 2019 había ya 4.3 mil millones de personas conectadas a la Internet a escala global. Cada minuto del días entra medio centenar más. Lo que hay que saber es localizar en el ciberespacio a los consumidores para su tipo de negocio digital. Eso es otro tema próximo.

En Puerto Rico, el mercado es también bastante robusto. Un 87% de la población adulta tiene algún tipo de conexión a la Red. Tenemos más tráfico a través de plataformas móviles que otros nueve países latinoamericanos. El 97% de los jóvenes conectados usan las redes sociales. El consumo de bienes a través de la Internet se trepará en el 2020 a unos $250 millones, pero más de la mitad será en portales fuera de Puerto Rico. Sin embargo, ocurren medio millón de compras en línea en el mercado Web insular, doble a los de hace diez años.

A diario, sin fallar, se conecta a la Internet no menos de un 70% de los usuarios de la red boricua. El video es el contenido más usado por los internautas. Todas estas cifras son redondeadas, pero dan una perspectiva del tamaño del mercado global y local.

Establecer un negocio en línea requiere mucha dedicación, pero provee una ristra de conveniencias y menos complicaciones burocráticas que una empresa física. Las principales herramientas necesarias para hacer realidad al tinglado virtual ya están inventadas y son gratis o requieren poca inversión. Las puede hasta tomar prestadas por un tiempo razonable para ver si son convenientes.

El en los primeros tiempos, las persona que creen su bazar virtual, estarán a cargo de todos los asuntos del negocio. Es mucho trabajo, pero es la única oportunidad que tendrán para aprender de arriba a abajo como es que funciona el comercio en la Red. Y, si el negocio tiene éxito, tendrán la capacidad de adiestrar a ayudantes en una y cada una de las configuraciones del portal.

En la Web ya hay miles de modelos de negocios para comerciantes digitales. Navegue hasta encontrar uno que se parezca a lo que desea crear. Comience sencillo y expanda con la experiencia. Por ejemplo, el concepto de Dropshipping simplifica todo. Se revende mercancía a consignación que otras empresas mantienen en inventario y almacén. Incluso, hacen hasta el envío por correo. Puede vender para un mayorista, un manufacturero o un corredor de productos. Ojo, los márgenes son muy bajos, asegura volumen.

Este tipo de negocio quizás sí se puede manejar desde la playa. Es cuestión de localizar un nuevo producto muy vendible por Internet y promoverlo desde su propio portal súper optimizado. Un buen lugar para husmear productos son las incubadoras de inventores. O, puede ser a la inversa. Usted inventa el producto y lo ofrece a consignación virtual con licencia de uso a los “dropshippers”. En una próxima columna vemos el proceso de crear una tienda virtual.

 

Esta columna expresa solo el punto de vista de su autor. Rafael Matos es periodista y profesor de multimedios. Puedes contactarlo a través de cccrafael@gmail.com.

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