Un reciente estudio realizado por Sebastian Shaner, estudiante de doctorado de la Universidad de Friburgo (Alemania), y Maria Asplund, profesora de bioelectrónica de la Universidad Tecnológica de Chalmers (Suecia), reveló que la aplicación de corriente eléctrica a células cutáneas cultivadas puede acelerar hasta tres veces la cicatrización de las heridas. Metro habló con Maria Asplund para saber más sobre lo que hay detrás de este avance.
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¿Por qué empezó a investigar la cicatrización de heridas y cómo hacerla más rápida?
- Las heridas crónicas son un enorme problema social (en Suecia se calcula que suponen entre el 2 y el 3% del presupuesto sanitario) y pueden ser muy dolorosas e incapacitantes. Queríamos estudiar una idea que se viene barajando desde hace tiempo: que las células del borde de una herida utilizan los campos eléctricos de la piel como guía durante el proceso de cicatrización. Ya hay estudios que demuestran esta capacidad de electromigración de las células de la piel. Nuestra ambición era investigar sistemáticamente cómo se podría convertir esto en un tratamiento de reparación de heridas.
¿Cómo desarrollaron su método?
- Utilizamos nuestra experiencia en ingeniería de microsistemas para construir sistemas de canales en los que cultivamos células cutáneas y dejamos que formen capas como si fueran piel. Luego hacemos heridas en esas capas. Nuestros sistemas fluídicos están construidos para facilitar al máximo la dosificación precisa de la estimulación eléctrica, de modo que siempre actúe sobre la herida modelo de forma similar.
¿Cómo funciona?
- Las heridas cicatrizan por los bordes, lo que significa que las células cutáneas tienen que abandonar el borde e invadir la zona de la herida. Las células de la piel (y muchas otras células también) tienen la capacidad de alinear sus movimientos con un campo eléctrico. Esto significa que el campo obligará a las células a moverse siempre en la misma dirección, asumiendo en cierto modo el control del sistema de navegación celular. Esto ya ocurre en biología, pues los campos eléctricos se producen de forma natural. Lo que hemos demostrado es que si a eso le añadimos la estimulación, podemos aumentar este efecto e impulsar activamente sus movimientos directos hacia el centro de la herida.
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¿Por qué es tan potente la electricidad en la cicatrización de heridas?
- Una buena característica de toda la bioelectrónica es que la corriente eléctrica es relativamente fácil de dosificar y controlar, en comparación con las sustancias farmacológicas. Con la estimulación eléctrica, no se depende del metabolismo del paciente y se puede controlar un campo eléctrico para que actúe precisamente donde se ha planeado.
¿Qué utilidad tiene su método?
- Esperamos que pueda aplicarse sobre todo a pacientes de riesgo. Si nuestros resultados de cicatrización más rápida se trasladan realmente a la situación clínica, sería una gran noticia para esos pacientes. Un cierre inicial más eficaz de las heridas reduciría el riesgo de que se cronifiquen. Por supuesto, tendremos que rediseñar la técnica para que funcione en la piel más que en nuestras heridas de cultivo antes de estar preparados para esos estudios clínicos.
¿Existe algún inconveniente en su método?
- En este momento, es demasiado pronto para decirlo. El sistema sería más complejo que un apósito estándar y probablemente costaría más. Nuestro trabajo como ingenieros es intentar construir una solución en la que el sistema final sea lo bastante barato como para poder usarlo como desechable. Para lograrlo, utilizamos una combinación de carbono conductor y polímeros conductores en lugar de metales.
¿Qué futuro le espera a su descubrimiento?
- Estamos empezando un nuevo proyecto en el que estudiaremos cómo conectar nuestro concepto con un método de escaneado de heridas. La idea es disponer de un apósito eléctrico para heridas y de parámetros de estimulación adaptados a la herida concreta que se vaya a tratar. Será un paso muy importante hacia la traslación clínica.
Con la estimulación eléctrica no se depende del metabolismo del paciente y se puede controlar un campo eléctrico para que actúe precisamente donde se ha planeado
— Maria Asplund, catedrática de bioelectrónica de la Universidad Tecnológica de Chalmers (Suecia)