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Aliviar el dolor oncológico: un reto que hoy tiene alternativas innovadoras

Aliviar el dolor de los pacientes oncológicos ha sido uno de los grandes desafíos de la medicina en las últimas décadas.

El dolor es una experiencia común que compartimos todos, y controlarlo ha sido una de las grandes pruebas que ha enfrentado la medicina. Los pacientes oncológicos no son la excepción: uno de sus síntomas más recurrentes es el dolor intenso, que aparece hasta en el 90% de los casos y puede ser causado por los tumores, las cirugías, la quimioterapia, la radioterapia, e incluso los procedimientos de diagnóstico.

Los dolores oncológicos pueden disminuir la calidad de vida de los pacientes, generar dificultad para dormir y para realizar su trabajo o actividades cotidianas, y hasta pueden motivar trastornos mentales asociados. Se estima que una de cada cinco personas padecerá cáncer en su vida, y 20 millones de personas lo contrajeron en 2020, 13,000 de ellos en Puerto Rico, lo cual la hace una de las enfermedades con mayor prevalencia en el mundo.

Las terapias contra los dolores oncológicos se basan en medicamentos opioides, que, aunque han demostrado ampliamente su eficacia aliviando el dolor, su empleo prolongado y excesivo se asocia con eventos adversos, y pueden dejar alta toxicidad en el cuerpo del paciente. Por ello, la industria de la salud ha buscado incansablemente soluciones que disminuyan las consecuencias indeseadas, y las bombas de infusión son una de las más eficaces e innovadoras.

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¿Cómo funciona la bomba?

La bomba de infusión es un dispositivo pequeño que se implanta debajo de la piel del abdomen y cuenta con un depósito donde se almacenan los analgésicos que el paciente requiere. El dispositivo está programado para enviar periódicamente, a través de un tubo conectado entre la bomba y la columna vertebral, dosis del medicamento directamente al área donde se encuentran los receptores del dolor.

¿Qué ventajas tiene la bomba sobre los medicamentos vía oral?

La bomba reduce de manera drástica los efectos asociados a la alta ingesta de medicamentos vía oral. Este dispositivo envía los fármacos directamente a las zonas que busca aliviar, y estos no tienen que pasar por el estómago, el intestino delgado, el intestino grueso o el hígado, eliminando gran parte de la toxicidad. De hecho, por saltarse este “recorrido”, los pacientes requieren una cantidad de medicamento inmensamente inferior a la que tomarían por vía oral.

La bomba también mejora la calidad de vida de quienes viven con cáncer en su día a día. Mientras los pacientes deben tomar al menos dos medicamentos en casa, y se ven obligados a planear sus actividades pensando en la hora de la ingesta, la bomba envía el fármaco de manera periódica sin tener que recibir instrucciones, mejorando al mismo tiempo la regularidad con la que el cuerpo recibe los medicamentos.

Para momentos críticos de dolor fuerte o insoportable, los pacientes tienen un control con el que pueden administrar dosis extra, evitando visitas de urgencia al hospital (siempre que sea aprobada por el médico de cabecera).

“La bomba de infusión mejora la calidad de vida porque puede devolverle al paciente cierto control de su cotidianidad al tiempo que reduce la toxicidad en su cuerpo. Con este dispositivo queremos innovar en el tratamiento del dolor, generando acceso a tecnologías no invasivas, efectivas y seguras que complementan el tratamiento contra el cáncer” concluyó Andrea Splendore, vicepresidenta de Medtronic Latinoamérica Central.

Además, un estudio realizado en Estados Unidos, que evaluó el costo de la atención médica para el tratamiento del dolor crónico relacionado con cáncer, concluyó que el uso de la atención médica y los pagos de las aseguradoras fueron significativamente menores para los pacientes que utilizan estos dispositivos.

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